miércoles, 26 de octubre de 2016

Polvo eres...


Lentamente se acerca el mes de noviembre. En esta época del año se acortan los días y en el país donde vivo la niebla, la falta de luz y los primeros fríos hacen especialmente triste el otoño. No es casualidad que sea en estas fechas cuando recordamos a nuestros difuntos y dedicamos más de un pensamiento a nuestra condición mortal. "Somos polvo de estrellas”, que decía Carl Sagan, y será en el momento de nuestra muerte cuando el material que se organizó de manera extraordinaria para conformar nuestro cuerpo, inicie el proceso de desorganización para quizás formar parte de otros seres o, simplemente, deambular hasta el final de los tiempos disueltos en el agua de los ríos y del mar. Me gusta pensar que algo de ese material se elevará con los vientos y viajará hasta esos lugares que ni soñando pudimos visitar en esta vida, y que otra fracción de nosotros será absorbida por las raíces de algunas plantas para acabar formando parte de sus maravillosos y coloridos pétalos.


Disfruto reflexionando sobre esta realidad cósmica que considero bellísima. Piénsalo un momento. Los elementos fundamentales que conforman tu cuerpo (carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, fósforo y azufre) se originaron durante el Big Bang (hidrógeno) o en el interior de las estrellas mediante reacciones termonucleares de fusión, y se esparcieron por el universo tras la explosión de las mismas. Somos polvo de estrellas. Debemos nuestra vida a la muerte de esos cuerpos celestes. Esos elementos se organizaron en moléculas y macromoléculas para, de una manera todavía desconocida por la ciencia, ser capaces de formar estructuras replicativas dando lugar a la vida. 


Fiel a esta idea, tenía pensado para cuando se acaben mis días, el disponer que mis cenizas se esparcieran en el mar Mediterráneo, frente a la casa que me vio crecer. Hoy me encuentro con la noticia de que la Iglesia va a prohibir esta práctica, y que no celebrará funerales para aquellos difuntos que deseen devolver sus restos a la naturaleza (Instrucción Ad resurgendum cum Christo. Acerca de la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas en caso de cremación). La Iglesia nos recuerda que “polvo eres y en polvo te convertirás”, pero nos prohíbe que podamos disponer libremente de nuestros últimos restos, de ese polvo. No se contenta la institución con reglar nuestra vida (sobre todo la sexual) y nuestra manera de pensar (filosofía, ética), ahora también nos va a imponer el cómo debamos descansar después de nuestro fallecimiento y si no lo hacemos como ella determina, a modo de castigo, nos privará a nosotros y a nuestros familiares de los ritos funerarios cristianos tradicionales. Y esto lo hace “para evitar cualquier malentendido panteísta, naturalista o nihilista”, es decir, para protegernos de otras maneras de pensar, postura típica de una organización que detesta la libertad de pensamiento de sus miembros.

¿Pero es que no acepta la Iglesia que el origen de los elementos que nos conforma, antes de ser incorporados como parte de nuestro cuerpo mediante la alimentación y el crecimiento, formaban parte de la naturaleza a la que tarde o temprano volverán? ¿Es pensar así contrario a la fe? ¿Es malo ese pensamiento naturalista?

Un anacronismo absolutamente innecesario. Me dirán algunos “¿qué te importa esto a tí ahora, si ya no crees en la existencia de Dios?” Pues pienso que mi vida se ha desarrollado conforme a una educación católica, vivo en una Europa con profundas raíces cristianas y me gustaría seguir formando parte de esa tradición. Por otra parte, me entristece el distanciamiento con los miembros de mi familia que son creyentes y que, creo, se acelera por este tipo de noticias. Las prohibiciones y mandatos de esta naturaleza sólo hacen alejarnos más de una institución que parece bregar en sentido contrario y cada vez más rápido a lo que dicta la razón y el sentido común.

Sin duda, un anacronismo más.







viernes, 14 de octubre de 2016

En los límites del abismo


El pasado día 9 se inauguró en Torrevieja la exposición “En los límites del abismo” del filósofo, pintor, poeta y docente Rafael Bascuñana Benítez y en la que se presentó, utilizando letras, pintura y medios audiovisuales, su visión (y obsesión) sobre el hombre y el ser. No tuve la suerte de asistir, pero como el autor es mi tío, conozco bastante bien su obra y su manera de pensar. Hemos pasado agradables noches de verano hablando y discutiendo sobre el hombre, el cosmos, su origen, sobre la existencia de Dios, y por qué hay algo en lugar de nada, sobre religión, política, ética y tantos otros temas. Aunque no compartimos los mismos puntos de vista en algunas temas, es su inteligencia, su entusiasmo y la manera de explicarse la razón de que me guste tanto conversar con él.

En esta exposición, el artista nos cuenta con poemas, cuadros y un magnífico vídeo documental (producido, montado y editado por otra persona maravillosa y muy querida: Luis José Muñoz Almagro), lo esencial de su pensamiento. Y para hacer esto ha razonado y plasmado sus reflexiones en creaciones con las que se esfuerza en transmitirnos sus inquietudes de manera plástica.

Rafael piensa. Y esto mismo es lo que nos propone: el que pensemos por nosotros mismos. Somos náufragos arribados a la playa de la existencia y, o comenzamos a pensar, u otros lo harán por nosotros. O nos orientamos, o habrá otros que querrán orientarnos y, lo que es peor, intentarán a toda costa imponernos su visión, algo a lo que tradicionalmente se han dedicado concienzudamente y con más o menos éxito religiones e ideologías.

Mis conversaciones veraniegas con Rafael reflejaban la manera en que iba evolucionando mi pensamiento: desde una perspectiva de defensa a ultranza de la fe hasta una crítica de la aceptación irracional de visiones cosmológicas que hoy considero pura mitología. El paso de una infancia en la que todo se nos daba masticado, hasta la madurez de pensamiento en la que, desprendido de prejuicios, decidí empezar a pensar por mí mismo, situándome en el límite de ese abismo terrible que trasciende a la razón misma.

A mí me ha llegado el mensaje y he entendido lo que Rafael intenta transmitir, por eso le dedico en agradecimiento esta entrada del blog en la que se recoge la noticia de su excelente trabajo.



Aquí el enlace por si no aparece el video en los dispositivos móviles.

Y la entrevista a Rafael Bascuñana




jueves, 22 de septiembre de 2016

Septiembre desde arriba


No termina de acabar el verano y los árboles ya dejan caer sus primeras hojas. Hoy, 22 de septiembre, nos encontramos en el equinoccio de otoño, cuando el sol ha salido exactamente por el punto este y se ocultará exactamente por el punto oeste; el momento en el que el día y la noche durarán... exactamente lo mismo (aequus nocte) en todos los lugares de la tierra. Nuestro planeta, y nosotros con él, ha dado una vez más la vuelta completa alrededor de esa estrella que nos alimenta, a una velocidad de treinta kilómetros por hora, la misma a la que se obliga a circular en muchas de nuestras calles. No nos damos casi cuenta de este viaje que llevamos haciendo desde hace cuatro mil quinientos millones de años, como tampoco parecemos notar que, al mismo tiempo, vamos dando vueltas sobre nuestro eje a una velocidad de mil seiscientos setenta y cuatro kilómetros por hora, una velocidad más que supersónica.


A partir de este momento empezarán a acortarse los días en los países septentrionales y a alargarse en los pertenecientes al hemisferio austral. Ante la pérdida de luz y el descenso de las temperaturas, los árboles, después de realizar un cálculo de balance, pararán poco a poco la producción de sus hojas, porque mantenerlas cuesta más que lo que puedan producir, y se desprenderán de ellas antes de sumirse en el reposo invernal. Es un tiempo de preparación para esa pausa que hace la naturaleza en invierno. Poco a poco se va el calor, disminuirá la luz y se ralentizará la vida.

Y nosotros seguiremos sumidos en nuestras preocupaciones diarias, la vuelta a los colegios, el comienzo del estrés en el trabajo, la visita al médico, la actualización de la hipoteca, la odiada visita al dentista retrasada desde el verano; y seguiremos dando vueltas sobre nuestras cosas y nuestro pequeño mundo, sin observarnos desde arriba, desde esa otra perspectiva “Google Earth” y que hace de nosotros y de nuestros problemas un asunto minúsculo perdido en la inmensidad del cosmos.


lunes, 29 de agosto de 2016

Homosexualidad, cerebro y la tozudez de algunos

Homosexualidad y cerebro

En la entrada anterior expuse que la diferencia en la orientación sexual de algunas personas es un hecho y no una manera de pensar o una ideología, como algunos nos quieren hacer creer; y su influencia en muchos ámbitos de la vida exige una legislación por parte del estado que garantice sus derechos y deberes. Por eso no veo el sentido del debate entre unos y otros sobre si la orientación sexual es innata o una condición adquirida. Parece que si se demostrase que la homosexualidad fuera innata, se llegaría a un acuerdo para, ahora sí, aceptar la existencia de diversas orientaciones sexuales y poder reconocer la igualdad de derechos. No tiene sentido el que los derechos de las personas homosexuales dependan de si su sexualidad está fijada desde antes de su nacimiento o de si esta se hubiera desarrollado más adelante.

Recordemos que para la religión la homosexualidad es una desviación voluntaria del orden establecido en la naturaleza por el Creador y, por tanto, no puede ser equiparada a las formas clásicas de sexualidad, y no pueden serle reconocidos los mismos derechos.
     
Y esta es la clave del discurso religioso sobre la homosexualidad. La religión no puede aceptar que la homosexualidad pueda ser innata, porque de ser así, habría que pedir cuentas al Creador y no al homosexual por los actos a los que se ve inclinado por naturaleza. Por eso mantiene que la tendencia homosexual es una opción o una enfermedad que se puede corregir o curar, en definitiva, una desviación antinatural que no debe ser aceptada como normal. Por eso se esfuerzan e insisten tanto en convencernos de que la ciencia no ha demostrado su condición innata.

El que no se encuentre un gen responsable de una propiedad, condición o un síndrome, no significa que esta no sea innata. La genética no lo es todo, y una determinada carga genética junto con una exposición a otros factores durante el desarrollo del feto puede condicionar el desarrollo de características, condiciones, síndromes y enfermedades (epigenética). O sea, puede ser un carácter innato sin ser completamente genético. Es decir, el que no se haya encontrado todavía evidencias definitivas en estudios de gemelos monovitelinos no nos permite concluir en absoluto que la condición no esté prefijada o influenciada antes del nacimiento.

De la misma manera ocurre con la utilización de la mano izquierda o zurdera y que no se puede explicar mediante la genética clásica. Veo un paralelismo tremendo entre esta particularidad y la orientación sexual. Ser zurdo no es una enfermedad, es una condición que presentan el 8-12% de la población y con grados, como sucede con la homosexualidad; y es una condición innata, que se puede heredar, pero que en estudios con gemelos sólo presentaba un 24% de asociación. En la determinación del ser diestro o siniestro están implicados factores genéticos, ambientales, hormonales, etc... algo similar a lo que ocurre con la homosexualidad. También, como sucede con la homosexualidad, el zurdo ha sido históricamente estigmatizado por asociación con lo incorrecto.

Como en el caso de la homosexualidad, la ciencia todavía no ha encontrado las claves de esta condición, pero eso no quiere decir que no está determinada antes del nacimiento como todo el mundo parece aceptar. Entonces,  ¿por qué no tenemos problemas en aceptar el ser zurdo como algo innato y sí con la homosexualidad? 

Hagamos un experimento mental y formulemos la pregunta:

¿Cambiaría de parecer la Iglesia y los que piensan en contra si la ciencia demostrara que se nace homosexual? Porque de no ser así, de nada sirve el esforzarse en seguir la discusión por este camino.

Y es así como comenzó este debate playero sobre la naturaleza de la homosexualidad.

Alguien me presentó una entrevista, que ya conocía, de un tal Jokin de Irala, médico y profesor de la Universidad de Navarra (Opus Dei) que desde hace unos años va divulgando “rotundamente” por ahí perlas como estas:
Como científico diría que la homosexualidad se hace, no se nace, rotundamente. Hay que afirmar que efectivamente no existe ninguna evidencia científica que avale la teoría genética de la homosexualidad o que ella pueda ser innata.
Permítaseme el inciso y que encuentre gracioso que se me remita a la actividad profesional de este señor como garante de seriedad y solidez para respaldar sus declaraciones, utilizando el argumento de autoridad, como ocurre con esos “científicos” que salen en los anuncios de crecepelos, dentífricos o productos para el envejecimiento, y a quienes por el hecho de llevar una bata blanca tendríamos que creer a pies juntillas. Pero he revisado su curriculum vitae y puedo constatar que no ha realizado ningún estudio científico ni publicado artículo de investigación alguno sobre la homosexualidad. Así que su autoridad sobre el tema le viene como me viene a mí la propia, que también soy científico, también me pongo una bata blanca cuando me apetece y, además, tengo moscas Drosophila que presentan comportamientos homosexuales en mi laboratorio.

De la misma opinión que Jokin de Irala es un ultrareligioso y psiquiatra retirado llamado Paul McHugh, bien conocido por su oposición a todo lo que huela a homosexualidad y que ha sido desacreditado por sus opiniones sesgadas sobre el tema. Afirmar “rotundamente” que la homosexualidad se hace porque de momento no se han encontrado evidencias para concluir que sea innata, denota una falta de profesionalidad, adoctrinamiento, lavada de cerebro o una maldad apabullante.

El que sostiene que la homosexualidad es una elección o algo que se desarrolla en el individuo después de su nacimiento sin estar de alguna manera predestinado a ello tendrá que demostrarlo, y explicar cómo el niño, nacido en una familia ejemplar, sin haber sido sometido a ejemplos de comportamiento sexual “anormal” y desde una edad temprana “decide” que le gustan los niños. Muchos homosexuales afirman que lo son desde que tienen uso de razón, y no recuerdan el haber tomado la decisión de serlo de manera consciente a partir de un determinado momento.

Si las personas que afirman que la homosexualidad se hace no pueden mostrar evidencias científicas que avalen sus afirmaciones, tendrán, por lo menos, que dejar abierta la posibilidad de que la opción contraria pueda ser la verdadera.

Lo que hacemos los científicos es investigar, plantear hipótesis, validarlas o rechazarla en función de datos objetivos recolectados y publicar estos trabajos en revistas especializadas serias. Y existe una infinidad de trabajos publicados sobre la orientación sexual. Admitiendo que la orientación por uno u otro sexo pueda ser el resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos, religiosos y espirituales, la biología tiene un gran peso en la determinación de esta orientación y en el comportamiento de la persona.

La hipótesis actual más aceptada defiende que la atracción por uno de los sexos no tiene por qué alinearse con los rasgos biológicos característicos de hombre o mujer (órganos sexuales y morfología típicas de los géneros) y que ésta puede radicar en grados de masculinización o feminización de nuestro cerebro durante el desarrollo fetal.

De moscas gays

En mi trabajo como científico me dedico a la neurobiología utilizando como modelo la mosca del vinagre (Drosophila melanogaster). No puedo dejar de contar la famosa investigación de Barry J. Dickson con el gen fruitless y que relaciona el comportamiento sexual con la función de este gen y la formación de un circuito específico neuronal, algo que me parece interesantísimo y enseño en la universidad donde doy clases. Fruitless está implicado en el comportamiento sexual de los machos (vídeo 1), así que si se inactiva el gen, los machos pierden la orientación sexual y empiezan a cortejarse entre ellos (vídeo 2). Si en hembras expresamos la forma masculina de fruitless (FruM), estas hembras comienzan a cortejar a otras hembras como si fueran machos (vídeo 3).
Lo interesante es que la función de este gen está implicada en el desarrollo de un circuito neuronal específico en machos, y que podemos inducir artificialmente en hembras manipuladas para expresar la forma masculina de Fruitless. Estas hembras desarrollan entonces la orientación sexual masculina. Estos estudios prueban que en la naturaleza la orientación sexual está fuertemente enraizada en circuitos neuronales y depende de cómo se desarrolle el cerebro.

Esto no es mera especulación, esto es ciencia.

Vídeo 1. Macho cortejando a una hembra 



Vídeo 2. Machos cortejando a otros machos



Vídeo 3. Hembra cortejando a otra hembra

De carneros y hombres

El comportamiento homosexual existe en el mundo animal (lo que por otra parte prueba que el sexo no tiene una función exclusivamente reproductiva en la naturaleza), con un sinfín de ejemplos que varían desde la bisexualidad hasta la homosexualidad exclusiva, lo que demuestra que estos comportamientos existen en la naturaleza y no sólo en humanos.

Estas observaciones son ciencia.


Una de las teorías más aceptadas y estudiadas es que durante el desarrollo del feto, las hormonas tienen un papel fundamental en la orientación sexual. Se han publicado estudios varios donde se manipulaban hormonalmente animales para demostrar esta hipótesis. Charles E. Roselli ha realizado numerosos estudios en carneros y descubierto que la orientación homosexual se da en ellos de manera natural con una proporción del 8%. También ha descubierto diferencias anatómicas en partes del cerebro que correlacionan con la orientación sexual que dependen de la exposición a hormonas.

Esto es ciencia.

Ayudado por los datos derivados de numerosos estudios científicos, William R. Rice propone un modelo para el desarrollo de la homosexualidad basado en la interacción durante el desarrollo fetal de hormonas y factores epigenéticos que podrían modular la sensibilidad a esas hormonas (epigenética). Propone que existe una reducida sensibilidad a andrógenos en fetos genéticamente femeninos (XX) y una sensibilidad aumentada en masculinos (XY) y que esta diferencia puede ser modificada por factores epigenéticos.

De hecho, podemos encontrar algunas pistas sobre la naturaleza de la relación entre transexualidad, homosexualidad y cerebro al estudiar determinados síndromes y anomalías orgánicas que relacionan la sensibilidad a los andrógenos con el desarrollo sexual.

Esto es ciencia.

Síndrome de Insensibilidad a los Andrógenos

En este síndrome, los andrógenos que deberían modelar el cuerpo de una persona genéticamente hombre (XY), no pueden hacerlo por lo que se desarrollan mujeres genéticamente masculinas.


Ahora bien, ¿Cuál es la orientación sexual de estas mujeres? Podríamos pensar que al ser genéticamente hombres debería existir un alto porcentaje entre ellas que mostraran una preferencia sexual por las mujeres. Pero no es así. La proporción de personas homosexuales con este síndrome es la misma que en el resto de la población. Lo que nos sugiere que para que el cerebro desarrolle una orientación de atracción por las mujeres debe responder a la acción de los andrógenos. Al faltar estos, el cerebro no se masculiniza y de ahí que estas mujeres sientan atracción por los hombres, aunque ellas sean genéticamente hombres. 

Hiperplasia Suprarrenal Congénita

En este síndrome, ocurre lo contrario, fetos genéticamente femeninos (XX) están expuestos a un nivel de andrógenos similar a los que lo están los fetos masculinos (XY). Según nuestra hipótesis, el cerebro de esas personas está masculinizado por acción de las hormonas y por tanto debería existir una proporción mayor de lesbianismo entre estas personas. ¿Ocurre realmente así? La respuesta es que así es

Así que se mete la pata cuando en un artículo de una conocida editorial católica se afirma lo siguiente:
"... la visión de la identidad de género como una propiedad innata, inalterable e independiente del sexo biológico –según la cual puede haber “un hombre atrapado en un cuerpo de mujer” o “una mujer atrapada en un cuerpo de hombre”– tampoco está apoyada por la ciencia." 
Me gustaría saber en base a qué norma se decide si los ejemplos presentados arriba son hombres o mujeres, si la genética no concuerda con el desarrollo de las características típicas de cada sexo ni con la orientación sexual.
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Con los estudios presentados y las pistas derivadas de algunos síndromes, no es irracional pensar que variaciones en el desarrollo del cerebro debido a la exposición a hormonas junto con factores medioambientales y epigéneticos, podrían contribuir a determinar antes del nacimiento la orientación sexual de algunas personas.

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Y esto es ciencia.

Otra cosa es que los fundamentalistas religiosos se dediquen, como ocurre en el caso de la evolución, a repetir como loros el que estos estudios no demuestran definitivamente nada, al analizar por separado y criticar cada uno de ellos. Lo que pasan por alto es que la adquisición de conocimientos en ciencia es un proceso continuo, y la mayoría de datos en su conjunto apuntan en la misma dirección, sugiriendo con alta probabilidad el que la hipótesis presentada sea la correcta.

Le preguntaría a aquellos que no aceptan que en una persona pueda existir una discrepancia entre la naturaleza de sus órganos sexuales y la orientación sexual que radica en su cerebro (como las afectadas con HSC) que ¿cómo deberíamos tratar a estas personas?  ¿O van a decidir ustedes también si son hombres o mujeres, o en función de qué criterio van a negarle derechos?

La verdad es que me interesa bastante su respuesta.

Corrigiendo la identidad sexual

La otra perla de Jokin de Irala digna de mención es la siguiente:
Hay datos científicos, estudios publicados en revistas científicas que muestran que la homosexualidad sí se puede modificar con una terapia adecuada, incluso en EEUU hay asociaciones de ex-gays.”
Le rogaría que, por favor, nos mostrara las referencias de esos "estudios científicos". 

La Asociación Americana de Psicología (APA) (con 77550 miembros) a la pregunta de si puede cambiarse la orientación sexual con terapia afirma:
Algunos terapeutas que siguen la denominada terapia de conversión informan que fueron capaces de cambiar la orientación sexual de sus clientes de homosexual a heterosexual. El examen detallado de estos informes, sin embargo, muestra varios factores que ponen en duda sus afirmaciones. Por ejemplo, muchas de estas afirmaciones provienen de organizaciones con una perspectiva ideológica que condena la homosexualidad. Asimismo, sus afirmaciones están mal documentadas; por ejemplo, no hay seguimiento al resultado del tratamiento ni informes al respecto, lo cual sería el estándar para probar la validez de cualquier intervención de salud mental.
La Asociación Mundial de Psiquiatría, (organización que agrupa a 138 sociedades de Psiquiatría de 118 países y que representa a más de 200.000 psiquiatras), ha afirmado recientemente que la homosexualidad no es patológica y que las “terapias reparativas” no sólo son ineficaces, sino que son incluso perjudiciales.

La asociación “exgay” cristiana interconfesional denominada Exodus International, cerró en 2013 después de reconocer la ineficiencia de las terapias que defendía y aplicaba, y pidió públicamente perdón a la comunidad gay por el sufrimiento al que sometió a muchas personas. 

Ahora me dirán, claro, que todo esto es el resultado de la acción del “lobby gay”. 

Como también probablemente fue este “lobby” el que consiguió que el 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) excluyera la homosexualidad de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y otros Problemas de Salud, y que el gobierno del Reino Unido hiciera lo propio en 1994, seguido por el Ministerio de Salud de la Federación Rusa en 1999 y la Sociedad China de Psiquiatría en 2001.

Muy poderoso este “lobby gay” para llegar a conseguir comerle el cerebro o comprar a la totalidad de la comunidad científica mundial.

Pero ¿no será más sencillo el pensar que pueda tener razón la mayoría del mundo científico que no se encuentra influenciado por ideologías o religiones?

¿Por qué, entonces, posicionarse en contra de la ley de identidad de género?

Me he sumergido en las profundidades de la ley en búsqueda de medidas concretas en lo referente a la educación, que es lo que más preocupaba a las personas con las que discutía. En ningún párrafo pude encontrar lo que se me dijo y que es repetido en forma de coral de loros: que esta obligara a enseñar en los colegios el que la identidad sexual fuera una elección personal del niño. La ley sólo quiere sensibilizar sobre la idea de que existen personas con identidades sexuales diferentes para protegerlas de una discriminación injusta. Y este es, creo yo, el punto fundamental. Estas personas, con excesivos prejuicios ideológicos o religiosos, no aceptan lo que la ley asume: el que la homosexualidad pueda ser una condición con la que se nace, y como ellos creen que la homosexualidad es una opción, pues deducen que la educación sobre estos temas va a perjudicar a sus hijos porque les van a “tentar” a elegir su identidad sexual.

He mencionado antes el interés de los grupos fundamentalistas religiosos en deslegitimar la ley de identidad de género basándose en el hecho de que la homosexualidad no sea innata y que esto no debe ser enseñado así en las escuelas.

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Hoy en día tenemos más evidencias para pensar que la orientación sexual se determina o condiciona durante el desarrollo fetal, que suponer el que nos encontremos ante una elección personal o una desviación voluntaria y enfermiza.
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Pero les repito la pregunta: 

¿Cambiarían de parecer los que piensan en contra si la ciencia demostrara que se nace homosexual?

Sigo creyendo que la posibilidad de conceder igualdad de derechos a personas homosexuales no debe radicar en el hecho de que la homosexualidad sea una condición innata o adquirida. Pero, como hemos podido comprobar, la ciencia está contribuyendo a que tengamos una idea cada vez más precisa de cómo se determina la orientación sexual y, siendo fieles al avanzar de nuestro conocimiento, así deberíamos enseñarlo a las generaciones futuras.  






miércoles, 24 de agosto de 2016

"Se evitará todo signo de discriminación injusta"



Pero ¿por qué tanta insistencia de la Iglesia Católica en posicionarse en contra de las leyes de identidad de género que sirven para proteger a las personas homosexuales? 

Sorprende que en el catecismo explique que se deba evitar todo signo de discriminación hacia las personas homosexuales y que al mismo tiempo esté en contra de leyes que quieren evitar precisamente esta discriminación. 
2358 Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta
Aunque se pide respeto con la persona homosexual, su sexualidad no es aceptada y es vista como una inclinación desordenada. 
2357 … apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.
Es decir, se pide que se respete sólo a una parte de esa persona y no a la persona en su integridad. El amor de esas personas no es del bueno y no puede ser aprobado, es sólo un desorden. Esto, muy señor mío, denota un respeto muy sesgado y curioso a la vez que discrimina a esas personas. Eso sí, quizás defiendan una discriminación "justa" en este caso.

Sorprende también que en el mismo artículo del catecismo se sostenga que la sexualidad sea parte integral de la persona y que cada uno deba reconocer y aceptar su identidad sexual.
2332 La sexualidad abraza todos los aspectos de la persona humana, en la unidad de su cuerpo y de su alma. Concierne particularmente a la afectividad, a la capacidad de amar y de procrear y, de manera más general, a la aptitud para establecer vínculos de comunión con otro.
2333 Corresponde a cada uno, hombre y mujer, reconocer y aceptar su identidad sexual.
Pero parece ser que esto, que debería ser válido para todos, la Iglesia sólo lo aplica a las personas heterosexuales. El homosexual debe aceptar su identidad sexual, pero sólo como "una auténtica prueba".

Es decir, aunque parece que la Iglesia es tolerante con las personas homosexuales, en el fondo no las acepta en su integridad y, de hecho, promueve la discriminación de estas personas al no poder aceptar su sexualidad y condenarlas a la soledad afectiva.    
2359 Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. 
Esto explica las reacciones de obispos y de grupos ultraconservadores en contra de las leyes de identidad de género, ya que no reconocen el derecho de las personas homosexuales a amar íntegramente a otras personas (soy de la opinión de que lo que uno haga o no haga en la cama es cosa de cada uno y pertenece a su esfera íntima, también en el caso de los heterosexuales). Y también da razón de por qué se posicionan en contra de una educación sexual en los colegios en la que se explique que la homosexualidad sea una variante más de la sexualidad humana. 

Es decir, niegan el derecho a que existan leyes que protejan de la discriminación y que regulen las uniones (llámenla matrimonio o no, ¡qué más da!, si sólo es una firma en un papel) a personas del mismo sexo, y que esto se explique en las aulas.

De igual manera sucedió con la actual ley del divorcio en la España pos-franquista. La Iglesia se opuso rotundamente a la promulgación de una ley que tenía como objetivo regular la situación desastrosa de muchas familias descompuestas. Se arguyó entonces, como hoy, que la ley iba a destruir a la sociedad y a la familia. Existe un excelente artículo de Manuel de la Cámara en el País que contesta de una manera muy acertada al actuar de la Iglesia en aquellas fechas y que podría servir, de igual manera, para el tema que nos ocupa hoy. La Iglesia en su catecismo, sigue condenando el divorcio (2384 El divorcio es una ofensa grave a la ley natural), pero en la práctica acepta que exista esa ley reguladora y necesaria y nadie se echa ya las manos a la cabeza. 

Me pregunto por qué esa manera de pensar tan particular y sesgada tiene que ser la norma en nuestra sociedad. ¿Cómo se puede legitimar el que se intente bloquear los derechos civiles de personas mediante pensamientos religiosos o porque no se adecúen a un determinado sistema moral? ¿Por qué tenemos que aceptar solo la heterosexualidad como la única forma de sexualidad y discriminar y castigar a las demás?

Por eso se enzarzan en insultos, denuncias y discusiones organizaciones ultra católicas como HazteOir y algunos obispos con plataformas de defensa de las personas homosexuales, como el Observatorio contra la LGBTfobia, que trata de asistir a las víctimas de delitos de odio en base a su orientación sexual o identidad de género.

Lo que parece evidente es que la Iglesia católica, sus obispos y los grupos ultra conservadores están protagonizando una campaña en toda regla y que podría ser denunciada como sucede en el caso de otras situaciones discriminatorias. Y eso nada tiene que ver con la libertad de expresión o derecho a la educación de los hijos. El intentar negar derechos civiles a personas homosexuales, aduciendo razones religiosas o ideológicas, sólo tiene un nombre y se llama discriminación. No se puede permitir que se nieguen derechos en base a la orientación sexual, y no se puede intentar imponer una manera de pensar única.

Me dirán que los religiosos acusan al llamado "lobby gay" de lo mismo, de intentar imponer su manera de pensar. Pero esto no es así. La homosexualidad es un hecho, no una manera de pensar, y como tal, las relaciones afectivas entre personas homosexuales y sus derechos, deben ser regulados mediante leyes civiles, como se hace en el caso de las uniones heterosexuales. Otra cosa es que le guste a usted más o menos. Pero es que esto no es una cuestión de gustos.

Si usted piensa que estas personas están ofendiendo a su dios al amarse, pues muy bien, pero no impida que puedan ser protegidas de la discriminación, persecución, tortura y muerte a la que han sido y siguen siendo sometidas desde hace siglos por tantas ideologías y religiones, y que sus relaciones, con sus deberes y derechos, puedan regularse mediante leyes, hoy día absolutamente necesarias en todos los países del mundo.
   
Pero el tema ofrece otro aspecto interesante para la discusión y que no es aceptado por las religiones: ¿y si este comportamiento fuera una variante natural más de nuestra sexualidad? 

De esto tratará la próxima entrada. 



martes, 23 de agosto de 2016

Sobre la llamada "ideología de género"


En mi descanso vacacional he tenido la oportunidad, una vez más, de discutir sobre cuestiones ligadas a la moral y comportamiento sexual, temas por los que muestran cadencia -desde mi punto de vista exagerada- ciertos movimientos y personas con exacerbadas tendencias religiosas.

La discusión comenzó a raíz de la ley de identidad de género y derivó en el tema de si la homosexualidad es una enfermedad o no y sobre si las personas nacen o se hacen homosexuales, temas que darán para más de una entrada en el blog. 

Este artículo –y los que le sigan- va a ser largo, así que si alguien, como alguna persona que me comentó con cierta ironía que no leía mis argumentaciones por extensas, prefiere dejar de lado la razón y asirse a sus convicciones ideológicas y religiosas, que no siga leyendo porque se aburrirá con mis explicaciones y razonamientos, pero que no se ofenda si queda automáticamente deslegitimada para seguir hablando sobre el tema.

Me llamó la atención -y es sobre lo que escribiré hoy- la rápida conexión e identificación de la ley llamada de identidad de género, mejor definida como: Ley de igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales, con la llamada “ideología de género”.

He podido comprobar en los últimos meses la existencia de una campaña desde la Iglesia católica y grupos conservadores dentro de la misma para deslegitimar las mencionadas leyes, e introducir este concepto nuevo y que desde el principio me sonaba raro.

Como tenía la mosca detrás de la oreja, y me molestaba, me dediqué a buscar información sobre qué era eso de la “ideología de género”. La sorpresa fue que no encontré en internet ninguna página web perteneciente a ningún grupo, asociación o lobby que reivindicara dicho término. Así que empecé a sospechar que, quizás, el término hubiera sido acuñado por aquellos que se posicionan en contra y no aceptan la homosexualidad como algo normal en nuestra sociedad. 

Y así lo creo. Si usted se da un paseo por internet, encontrará que las únicas páginas que hablan o utilizan dicho término pertenecen a la Iglesia católica, muestran declaraciones de obispos y cardenales, artículos de ciertas universidades y asociaciones y de personas ligadas fuertemente a la religión católica.

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Nadie puede definir lo que es la “ideología de género” porque sencillamente no existe, y es un concepto inventado por grupos que no aceptan la homosexualidad como una condición más de la sexualidad humana.

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Lo que existe es una diferencia entre la identidad sexual fisiológica y la psíquica. Algo que la Iglesia Católica no quiere admitir y de lo que hablaremos en otras entradas.

El problema se remonta a la famosa IV Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Pekín entre el 4 y 15 de septiembre de 1995, convocada por ls ONU y que versó sobre los derechos, igualdad y discriminación de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad.

Aunque la conferencia intentaba establecer las bases de una igualdad entre hombres y mujeres, y el Vaticano fue uno de los países firmantes de la declaración, acudió más preocupado por los temas de salud reproductiva y el aborto, y la Santa Sede publicó rápidamente una aclaración sobre la palabra “género”.

En el año 2008, la ONU hizo una declaración sobre orientación sexual e identidad de género firmada por 192 países, incluyendo a todos los pertenecientes a la Unión Europea. Pero Rusia, China, la Conferencia Islámica y el Vaticano se posicionaron en contra de la declaración. El Vaticano alegó que
 “Los estados que no reconozcan la unión entre personas del mismo sexo serán sometidos a presiones”. 
Y aunque instó a que se evitara todo signo de discriminación injusta y sanciones penales contra los homosexuales, el representante del Vaticano explicó que
En particular las categorías orientación sexual e identidad de género, usadas en el texto no encuentran reconocimiento en el ordenamiento jurídico internacional”. 
El hecho es que el Vaticano, guiado por “preocupaciones morales” más que por el afán de proteger los derechos humanos, se negó a firmar –alineándose con los países pertenecientes a la Conferencia Islámica- la declaración que incluía en su punto 11 la siguiente petición:
“Urgimos a los Estados a que tomen todas las medidas necesarias, en particular las legislativas o administrativas, para asegurar que la orientación sexual o identidad de género no puedan ser, bajo ninguna circunstancia, la base de sanciones penales, en particular ejecuciones, arrestos o detención”.
Esta actitud me pareció entonces deplorable y me lo sigue pareciendo hoy.

La Delegación del Vaticano en la intervención de la Comisión sobre el estatus de la Mujer del Consejo Económico y Social de la ONU, el 14 de marzo de 2011 expuso:
“el término 'género' se refiere a los dos sexos, masculino y femenino, dentro del contexto de la sociedad. El término 'género' no indica un significado diferente” de la definición antes mencionada”.
Luego explicó que
“algunas delegaciones intentaron avanzar una vez más, a través de los “estudios de género”, en una radical definición de “género”, que afirma que la identidad sexual de alguna manera se puede adaptar indefinidamente con fines nuevos y diferentes, no reconocidos en el derecho internacional.”
Pero curiosamente, aunque la delegación no apoye el que la identidad sexual "pueda adaptarse indefinidamente", algo que no sé de dónde sale ni acierto a entender, lo realmente importante y llama la atención es, sencillamente, que no admite que el uso del término “género” pueda extenderse más allá de los conceptos de hombre y mujer, es decir, por extensión, no se reconocen los derechos de las personas homosexuales. Y esto es lo importante, independientemente de si la orientación sexual esté fijada antes del nacimiento, se adquiera tardíamente, o, como absurdamente se dijo en la intervención "se adapte indefinidamente con fines nuevos"

A continuación explica un aspecto que tiene que ver con la educación y que preocupa mucho a los movimientos católicos conservadores hoy:
“la falta de referencia a los “derechos” de los padres, en particular a su derecho a elegir la educación para sus hijos, incluyendo la educación sobre el auténtico amor humano, el matrimonio y la familia”.
Es decir, el derecho a los padres a educar a sus hijos en sus ideas particulares y negando el hecho objetivo de que entre personas homosexuales pueda existir un auténtico amor humano y puedan formar una familia. Exactamente la misma actitud de los creacionistas en EEUU en lo referente a la enseñanza de la Teoría de la Evolución en los colegios.

Como vemos, se trata simplemente de la aceptación o no de la existencia de la homosexualidad como una condición más en la sociedad. 

Y por ello se ha orquestado una campaña desde la Iglesia católica y algunas de sus instituciones en la que se le da la vuelta a la tortilla y se acusa al “lobby gay” de intentar destruir a la sociedad y a la familia. Y vemos al obispo de Córdoba diciendo que “la ideología de género destroza la familia” y que “la Iglesia Católica es odiada por los promotores de la ideología de género, precisamente porque se opone rotundamente a esto".

Y al cardenal Cañizares cuando en una homilía el 15 de agosto, comparó la “ideología de género” con el nazismo y pidió a los católicos que desobedecieran aquellas leyes que consideraba injustas basadas en "la ideología más insidiosa y destructora de la humanidad de toda la historia, que es la ideología de género".

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Se confunde así la posición sobre los aspectos morales en relación a la homosexualidad con las leyes de identidad de género, cuyo fin es abogar por el respeto y evitar la discriminación social de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales.

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¿Ha leído usted la ley? Yo sí, la 8/2016, de 27 de mayo de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, y, la verdad, no sé qué aspecto concreto nos está animando este cardenal a desobedecer.

Lea y decida usted mismo.

Me llama mucho la atención el que algunas personas pertenecientes a grupos religiosos y organizaciones que aconsejan e impulsan a sus miembros a infiltrarse en todos los ámbitos de la sociedad para poner a Cristo en la entraña de todas las cosas (instaurare omnia in Christo) utilizando todos los medios económicos y sociales posibles, hablen de lobbies. ¿Cómo es posible que ellos mismos no se reconozcan como pertenecientes también aun lobby de otro signo muy distinto pero, al fin y al cabo, un lobby que trata de difundir e instaurar al máximo su ideología o manera de pensar?

Probablemente se me acusará de posicionarme en contra de la Iglesia o de defender al "lobby gay" y esto no es así. No defiendo ni estoy con unos o con otros. Lo que me niego es a dejarme adoctrinar y dedicarme a repetir como un loro -como tantos- lo que no he pensado antes y que, después de hacerlo, considero absolutamente falso.

Seguiré hablando del tema en la próxima entrada.



martes, 12 de abril de 2016

Sobre una exhortación poco clara y la ceguera de algunos


El pasado viernes se publicó la exhortación apostólica sobre el amor en la familia del Papa Francisco Amoris laetitia.  En ella se recogen las ideas del Papa a cerca de los temas que trató el pasado Sínodo de Obispos. Las reacciones no se han hecho esperar y, como era de prever, hay quien ve en el documento la voluntad de Francisco de admitir a la comunión a los divorciados que se encuentran en una situación irregular, mientras otros insisten en que la doctrina no ha cambiado. Cada uno interpreta la exhortación a su manera y es en cierto modo lógico, porque el lenguaje que utiliza la Iglesia en estos tiempos de cambio es de una ambigüedad apabullante en aras de mantener contentos a unos y a otros.

En esta entrada me gustaría analizar este asunto y ya veremos a qué conclusiones llegamos.

El Papa dedica un capítulo entero, el octavo (puntos 291 al 312), a tratar sobre el tema que más interés ha suscitado. Copiaré algunos párrafos para intentar entender lo que quiere decir, y no lo haré con las notas a pie de página, como alguno ha querido hacernos creer que sea donde el Papa hable del acceso a la eucaristía de los divorciados, sino utilizando el texto muy principal.

En el punto 296 se puede encontrar, al hablar sobre el discernimiento de las situaciones irregulares:
«hay que evitar los juicios que no toman en cuenta la complejidad de las diversas situaciones, y hay que estar atentos al modo en que las personas viven y sufren a causa de su condición».
En el 298:
Los divorciados en nueva unión, por ejemplo, pueden encontrarse en situaciones muy diferentes, que no han de ser catalogadas o encerradas en afirmaciones demasiado rígidas sin dejar lugar a un adecuado discernimiento personal y pastoral….También está el caso de los que han hecho grandes esfuerzos para salvar el primer matrimonio y sufrieron un abandono injusto, o el de «los que han contraído una segunda unión en vista a la educación de los hijos, y a veces están subjetivamente seguros en conciencia de que el precedente matrimonio, irreparablemente destruido, no había sido nunca válido»…. Los Padres sinodales han expresado que el discernimiento de los pastores siempre debe hacerse «distinguiendo adecuadamente»
Y en el 300:
Si se tiene en cuenta la innumerable diversidad de situaciones concretas, como las que mencionamos antes, puede comprenderse que no debía esperarse del Sínodo o de esta Exhortación una nueva normativa general de tipo canónica, aplicable a todos los casos. Sólo cabe un nuevo aliento a un responsable discernimiento personal y pastoral de los casos particulares, que debería reconocer que, puesto que «el grado de responsabilidad no es igual en todos los casos», las consecuencias o efectos de una norma no necesariamente deben ser siempre las mismas.
Se ve claramente que el Papa distingue entre situaciones. Por eso no puede dar una receta general para todos y aplica una gradualidad a las diversas situaciones irregulares. No todo es adulterio culpable, como quieren hacernos creer algunos.

Sigamos:

En el punto 301 habla de las circunstancias atenuantes en estas situaciones irregulares. Algo nuevo que no habíamos oído hasta ahora, ya que se nos había dicho que todo el que se ha divorciado y vuelto a casar vivía en pecado. Pero no. Y aquí está el cogollo que algunos no entienden o no quieren ver: en un texto que copio y que no pertenece a una nota a pie de página como algunos, de una manera retorcida y como para quitarle importancia, nos quieren hacer creer:
«Por eso, ya no es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación así llamada «irregular» viven en una situación de pecado mortal, privados de la gracia santificante».
Y cita el Catecismo:
«La imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas e incluso suprimidas a causa de la ignorancia, la inadvertencia, la violencia, el temor, los hábitos, los afectos desordenados y otros factores psíquicos o sociales»
Es decir: algunas personas por encontrarse en situaciones irregulares no están automáticamente en pecado mortal, y si no se está en pecado mortal, amigos míos, se puede comulgar.

Lo razona así:
«La ley natural no debería ser presentada como un conjunto ya constituido de reglas que se imponen a priori al sujeto moral, sino que es más bien una fuente de inspiración objetiva para su proceso, eminentemente personal, de toma de decisión». A causa de los condicionamientos o factores atenuantes, es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado —que no sea subjetivamente culpable o que no lo sea de modo pleno— se pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar, y también se pueda crecer en la vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia.
¿Cómo? ¿Está diciendo que aunque objetivamente la situación sea la de adulterio, esta persona pueda verdaderamente amar a la persona con la que convive y estar en gracia de Dios? Pues sí, literalmente. No cabe, entonces, interpretación alguna.

Lo que sí pertenece a una nota a pie de página (351), es el texto en el que el Papa, comentando sobre la ayuda de la Iglesia a estas personas, dice: "En ciertos casos, podría ser también la ayuda de los sacramentos" e "igualmente destaco que la Eucaristía «no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles»". Pero el que este sea el único sitio donde aparezca una referencia a la "Eucaristía" no añade ni quita nada a la tremenda importancia de lo que hemos leído y se puede deducir del texto principal.

Por otra parte, me llama la atención el que algunas personas, barriendo para su casa, digan que el Papa no está refiriéndose a la administración de la comunión a los divorciados vueltos a casar. Entonces ¿a qué dedica un capítulo entero? ¿A darles permiso para que puedan rezar el rosario o ir a misa? Eso no tendría ningún sentido.

Continúa el Pontífice:
Por ello, un pastor no puede sentirse satisfecho sólo aplicando leyes morales a quienes viven en situaciones «irregulares», como si fueran rocas que se lanzan sobre la vida de las personas. Es el caso de los corazones cerrados, que suelen esconderse aun detrás de las enseñanzas de la Iglesia «para sentarse en la cátedra de Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, los casos difíciles y las familias heridas».
Así que, no hay más ciego que el que no quiere ver, aunque este documento sea un poco... borroso. En esta exhortación se dice, que algunas personas en situaciones matrimoniales irregulares pueden encontrarse en gracia de Dios. Como el único impedimento para no poder recibir la comunión eucarística es la conciencia de pecado mortal, no veo porqué el ala más conservadora de la Iglesia no quiere aceptar lo que acaba de decir el Papa y se dedica a seguir tirando piedras sobre esas personas destrozadas por su historia familiar.

No veo claro cómo vaya a ponerse esto en práctica, ya que no se trata de una regulación general. Supongo que, como sugiere la exhortación, serán los sacerdotes y Obispos y la propia conciencia los que disciernan y dictaminen sobre el modo de actuar en la circunstancia concreta de cada caso. Algo que, supongo, con el tiempo evolucionará a una praxis más general desde la semilla plantada hoy por Francisco. 

Lo que encuentro irracional es que progresistas y conservadores se acerquen o se aparten del Papa según se ajuste o no lo que éste diga a su manera de pensar.

Pero no podía ser de otra manera, cuando son sólo hombres lo que disponen sobre leyes, reglas y normas.


Motivos hay para un nuevo cisma. 

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Última hora:

El cardenal Burke ha salido a decir que la exhortación apostólica no es magisterio de la Iglesia y que se trata de reflexiones personales de un Papa. Esto es desde mi punto de vista muy clarificador.

1) Si este cardenal conservador piensa que la exhortación apostólica es mera opinión personal del Papa y le quita el valor de magisterio es porque está en desacuerdo con ella, lo que sugiere que en este documento, según Burke, se dice algo distinto y nuevo a lo que el magisterio hasta ahora había sostenido.

2) El cardenal se atreve a decir que una exhortación apostólica no es magisterio de la Iglesia. Pero ¿sólo ésta o todas las demás tampoco lo son? ¿Y las encíclicas? Porque si una exhortación que resume el trabajo de dos sínodos de Obispos en comunión con el Papa no es magisterio ¿por qué debería serlo una encíclica que es escrita, esta vez sí, sólo por el Papa y sus asesores? Si una exhortación no refleja el magisterio de la Iglesia por ser opinión de un Papa, una encíclica lo hará mucho menos.

3) Según el punto anterior podíamos pensar que la Encíclica Humanae vitae de Pablo VI y que prohibía el uso de la píldora tampoco tendría que ser magisterio, ya que este Papa la escribió incluso desoyendo a la comisión que le aconsejaba y que se pronunciaba a favor de la contracepción artificial en casos graves. 

El cardenal conservador Burke no se da cuenta de que acaba de abrir otra caja de Pandora con sus declaraciones desprestigiando al Papa. 

Ya veremos en qué acaba todo esto. Pero por lo pronto es una señal más de que en la Iglesia son los hombres los que atan y desatan a su antojo o según su ideología que no sus creencias. 

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Rueda de prensa del Papa en el avión de regreso de Lesbos

-Quisiera hacer una pregunta sobre la exhortación «Amoris laetitia»: como usted bien sabe ha habido muchas discusiones sobre uno de los puntos: algunos sostienen que no ha cambiado nada para que los divorciados que se han vuelto a casar accedan a los sacramentos; otros sostienen que ha cambiado mucho y que hay muchas nuevas aperturas. ¿Hay nuevas posibilidades concretas o no?

-Yo puedo decir que sí. Pero sería una respuesta demasiado pequeña. Les recomiendo que lean la presentación del documento que hizo el cardenal Schönborn, que es un gran teólogo y que ha trabajado en la Congregación para la Doctrina de la Fe.












jueves, 24 de marzo de 2016

Semana Santa

Hace mucho tiempo que no escribo. Las obligaciones y las preocupaciones por la situación familiar, económica, emocional y el nuevo rumbo que está tomando mi vida no me han proporcionado la tranquilidad suficiente para dedicarme a otras cosas. Pero si he de ser sincero, tampoco me apetecía. Espero en verdad, como escribió Machado y cantó Serrat, que todo pase y todo quede y que lo nuestro sea pasar.

Cuando al final de la jornada reposo en mi ahora solitaria y desangelada cama, antes de cerrar los ojos, los fijo en la oscuridad que me envuelve y me concentro en escuchar el sonido de una soledad que se me parece absoluta. Tú: ¡es automático! Se activan entonces, como por un resorte, los recuerdos de mi infancia. Supongo que me convierto entonces en el niño que fui y que sigo siendo, y busco de manera inconsciente la protección de esa maravillosa familia que me crió. Me veo en brazos de mi padre en una noche del final de los sesenta, quien frente a la persiana entreabierta y que dejaba entrar la luz de las farolas, tatareaba el tema principal de Doctor Zhivago esperando a que me durmiera. Es el recuerdo más antiguo que tengo. Luego correteo por la Calle Mayor con mis amigos en dirección a la Catedral y me llegan los olores a lápices de la papelería Estruch. Me recuerdo, aunque no me correspondía, recogiendo la chocolatina y el pan que daban en el Colegio Santo Domingo a los internos para merendar, y mi cerebro evoca una y otra vez el olor del comedor y las cocinas donde horas antes nos habíamos metido entre pecho y espalda ese filete más duro que la suela de un zapato. Recuerdo el volver a casa y a mi madre, atareada con compras, coladas, comidas, meriendas y cenas. Y a esas pequeñas que correteaban todo el día por los pasillos y que más de una vez confundían el bidé con la taza del váter.  

En estos días de Semana Santa, recuerdo los cantos de la Pasión, a mi padre buscando sillas donde colocar a toda esa tropa para ver las procesiones y las bolsas llenas de caramelos. Recuerdo a la Diablesa del Sábado Santo, el único paso que no puede entra en una Iglesia por representar mediante una figura andrógina, con las tetas al aire y alas en la espalda, al único demonio que procesiona en la Semana Santa española y que a mí me fascinaba por terrorífico.Recuerdo el chocolate hecho al llegar a casa después de la Procesión del Silencio, en la que más de una vez pude descubrir a mi padre vistiendo hábito negro, cíngulo e insignia pectoral entre faroles, cruces y tambores.



En fín, supongo que me estoy haciendo viejo.