lunes, 14 de octubre de 2013

Capítulo uno

En eso momentos, pocos, libres de ocupaciones familiares y profesionales he comenzado a escribir un librito. No sé si podré acabarlo, ni cuanto tiempo me llevará, pero la intención está ahí. Publico aquí el primer capítulo, todavía sin pulir, para animarme a seguir con el proyecto.


Son las siete y media de la mañana de un día de finales de verano. El astro rey aún no ha despertado y el mar todavía duerme con un ir y venir de olas, acariciando suave las rocas. He arreglado rápido los trastos de pesca y he bajado deseoso de echar unos lances en las primeras horas del día. Soy aficionado a la pesca de spinning, una modalidad en la que el pescador, moviéndose por la costa, se vale de señuelos artificiales para intentar engañar a peces por lo general de especies depredadoras. La mayoría de las veces llega a casa después de haber cosechado un buen “bolo”, que es como en la jerga de este menester se conoce el volver de vacío, sin que el aparente fracaso haga que se vea mermada la satisfacción de haber pasado un rato agradable frente a la inmensidad del mar. 

Es en esos momentos de soledad, y aunque uno debería concentrarse en buscar los mejores lugares donde haya podido esconderse la resabiada lubina, cuando la cabeza vuelve inexorablemente una y otra vez sobre las cuestiones que en los últimos años la han mantenido ocupada. No hablo de problemas familiares, de salud, económicos o profesionales que nos mantienen ocupados la mayor parte de la jornada. Me refiero a esas cuestiones que algunos dieron ya por contestadas y no vuelven a preocuparles más en la vida y a otros no les dejan en paz hasta el final de la misma. A muchos, quizás por falta de interés, ni siquiera han llegado a robarles ni un minuto de su pensamiento. Esas preguntas han sido el motor de la filosofía y de la ciencia desde que la raza humana adquirió uso de razón. Una de ellas, desde mi punto de vista la más importante, es la de porqué exista algo en vez de nada. La pregunta, cuya formulación primera se atribuye al genial Gottfried Leibniz, aunque dudo de que hubiera sido el único en planteársela hasta el siglo XVII, será la marca que fije el punto de salida en esta camino que pienso recorrer en mi búsqueda sobre la otra cuestión esencial e importante incluso para aquellos que no se interesan por ella porque, querámoslo o no, ha influido y está influyendo de manera radical en el desarrollo de nuestra sociedad. Es la pregunta sobre la existencia de Dios. 

Vuelvo a observar el paisaje por dónde ando divirtiéndome en este amanecer de finales de agosto. Sobre la plataforma de piedra en la que me encuentro corretean unos chorlitejos afanados en la búsqueda de alimento entre las rocas repletas de restos fósiles que han avivado mi curiosidad desde la infancia. Vuelvo a pisar fuerte la piedra, quiero tener conciencia de ella, sentirla firme bajo mis pies mientras que el agua los acaricia al colarse por las aberturas de unas sandalias cangrejeras muy apropiadas para caminar sobre estos parajes. El contacto con el suelo, el frescor del agua y la brisa suave en estas horas tempranas han conseguido una vez más abstraerme y el que adquiera una conciencia clara de la existencia, más brillante incluso que ese sol perezoso que apenas ha empezado a despuntar por encima del espigón cercano. ¿Por qué existe todo esto? ¿Podría no haber existido nada? ¿Cuál es el origen de lo que me rodea? 

Está claro que ni el señor Leibniz ni yo hemos sido los primeros en hacernos estas preguntas y no me propongo hacer un elenco de la diversidad de explicaciones que el hombre ha encontrado para satisfacer el apetito insaciable de la razón. No hay más que hojear un libro sobre religiones y filosofías del mundo para comprobar que han sido muchas y diversas pero que comparten un denominador común: el estar basadas más en la imaginación que en hechos constatables. Son las llamadas cosmogonías, los relatos mitológicos que explican la aparición del cosmos y que podemos encontrar en las religiones de la mayoría de civilizaciones antiguas. No podía haber sido de otra manera cuando el hombre carecía de la madurez, la experiencia y la tecnología para examinar y analizar la naturaleza que le rodeaba. No quiero decir con esto que el hombre moderno haya alcanzado la capacidad de contestar a esta pregunta, sólo me interesa ahora poner de manifiesto la naturaleza mitológica de los relatos que el hombre ha propuesto como explicación al misterio de la existencia desde milenios y a lo largo y ancho del planeta. ¿Qué actitud podríamos exigirle a un hombre que, recién despierta su capacidad de razonar, se encuentra como abandonado en una playa ante la inmensidad del mar, la enormidad de una tierra inexplorada y llena de peligros, la infinitud de los cielos que le rodean y que con él se enfurecen escupiéndole fuego o agua sin razón alguna, o tras el descubrimiento de un hervidero de vida a su alrededor tan similar y al mismo tiempo tan diferente a él mismo? 

No es de extrañar que a los astros inmensos y a esas fuerzas de la naturaleza que llegaban incluso a doblegarle los viera como seres de rango superior a los que habría que dar gracias, complacer o aplacar y, por eso, me es fácil entender que ese astro luminoso y que hoy aún está por aparecer delante de mí, llegara a ser el dios Ra de los egipcios, Helios de los griegos, Inti para los incas, el Ak kin de los mayas, Tonatiuh de los aztecas, la diosa Amaterasu del sintoísmo y antepasada de la familia imperial japonesa o, más cercano a nosotros, Magec para los antiguos pobladores de las Islas Canarias. Que el rango divino concedido al sol haya surgido varias veces en la historia de las civilizaciones o que proceda de una creencia ancestral común que se diversificara geográficamente con el tiempo es algo que deberán elucidar los eruditos, pero no deja de ser sintomática la manía de nuestros antepasados de elevar a este astro, y a otras potencias naturales similares, a una categoría divina.

Fijo la vista en esas olas suaves que terminan revoltosas en mis pies y no puedo evitar pensar en el hombre considerado padre del pensamiento occidental y para quien este elemento era el origen y fundamento de todas las cosas. Imagino a un joven Tales, de quien sabemos bien poca cosa, unos dos mil seiscientos años atrás paseando por las playas de la entonces colonia griega en la parte occidental de la actual provincia turca de Ayidin, haciéndose las mismas preguntas e intentando encontrar soluciones distintas a las ofrecidas por la mitología de su tiempo. Pienso también en su compatriota Anaxímenes para quien el aire era el elemento fundamental que podía ser la causa de todo lo que vemos transformándose mediante reacciones de complicado nombre. Y al maestro de este último, Anaximandro, quien identificaba la esencia de lo existente (arché) no con un elemento concreto sino con un concepto, una intuición que sólo conseguiría explicar de manera poética: lo Ápeiron, un algo indefinido, indeterminado e infinito pero material, capaz de generarlo todo y a lo que irremediablemente volvería todo lo existente. Apartándose de la cosmogonía de sus contemporáneos, Anaximandro propone una explicación alternativa y que encontramos recogida en los escritos de Teofrasto1:
“Afirma que lo que es productivo de lo caliente y lo frío desde lo eterno se separó al nacimiento de este mundo y que de ello nació una esfera de llama en torno al aire que circunda la tierra como la corteza en torno al árbol. Cuando ésta (la esfera) se rompió en trozos y se cerró en ciertos círculos, se formaron el sol, la luna y las estrellas.”

Nuestro pensador ofreció también una explicación natural al origen de los hombres, distinta a la ofrecida por la mitología tradicional sumeria y griega en las que los dioses los creaban directamente o se mezclaban con ellos. Mirando quizás al agua en la misma playa por donde paseaba el joven Tales, coincide con él en la importancia de este elemento del que con una acertada intuición aunque exenta de prueba científica afirmó ser el lugar donde se generó la vida. La teoría de Anaximandro la podemos leer en los escritos de Hipólito, Aecio, Plutarco y Censorio2 y en su explicación de rasgos vagos e indefinidos parece vislumbrarse el boceto de un pensamiento que maduraría bien entrado el siglo XIX en la teoría de la evolución propuesta por Charles Darwin. 
"Él dijo que los seres vivos nacieron de la evaporación del elemento húmedo debida al sol; y que el hombre, originariamente, se asemejaba a otro ser, a saber, a un pez".

“Anaximandro dijo que los primeros seres vivos nacieron de la humedad y cubiertos de tegumentos espinosos, pero que, tan pronto como crecieron, emergieron hacia la parte más seca, partieron el tegumento y continuaron viviendo durante un pequeño espacio de tiempo".
"Él dice, además que el hombre, originariamente, nació de seres de otra especie, apoyándose en que mientras los demás seres en seguida hallan alimento para su subsistencia, el hombre es el único que necesita un largo período de crianza; por ello, si originariamente hubiera sido lo que es ahora, nunca hubiera podido sobrevivir".

"Anaximandro de Mileto dijo que, en su opinión, nacieron del agua y la tierra cuando estaban calientes unos peces o seres semejantes a peces. Los hombres se formaron dentro de estos seres y los pequeños se quedaron entre ellos hasta el tiempo de la pubertad; luego, por fin, los seres se abrieron paso y emergieron hombres y mujeres capaces ya de hallar su propio sustento".

Admiro el esfuerzo realizado por estos hombres en el campo de la astronomía, las matemáticas y en el estudio de la naturaleza y aunque vistas desde nuestra perspectiva sus conclusiones sobre el origen del cosmos o la aparición de la vida y del hombre puedan parecernos pueriles, adolezcan de la rigurosidad que se le exige a la investigación científica moderna o no acaben de desligarse del todo del lenguaje mitológico de la época, son quizás los primeros pasos en occidente para explicar la realidad utilizando la observación y la razón. Es el primer intento de nuestra civilización por encontrar una explicación racional a la existencia del cosmos y de la vida surgida en él. No deja de fascinarme este momento de la historia en el que se produce esa explosión de conocimiento, el despertar de la razón que, como sucede en el niño, no hace sino seguir su curso natural de crecimiento tras haber sido alimentada por la experiencia y la curiosidad durante milenios y que ha permitido la transformación lenta de las cosmogonías antiguas en las modernas cosmologías.

El sol se deja ver ya en toda su magnificencia, y mientras recojo el señuelo lentamente sobre una cala inundada de algas y me dispongo a cambiar de lugar, siento un bullir nervioso del agua y el tirón de la picada casi a mis pies. No me cuesta mucho poner en seco a una bella loba que, aturdida tras el engaño, se pregunta cómo ha podido confundir en esta bella mañana mi anzuelo con su desayuno.


1.  G. S. KIRK. LOS FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS. Parte I. Ed. Gredos
2. Ídem
 

lunes, 12 de agosto de 2013

¿Qué pasa en Medjugorje? - IV y fin

Sobre mensajes, secretos, pañuelos y pergaminos 

Un tema que no he tratado hasta ahora ha sido el de los mensajes que la Virgen comunica a estos videntes. No lo he hecho porque me parecía más importante demostrar que los éxtasis son falsos y que existen intereses económicos, aunque alguna perla ya hemos comentado, como la opinión de la Virgen sobre algunos franciscanos desobedientes y de dudosa vida espiritual y las recomendaciones celestiales de desobedecer al obispo de la diócesis. Si alguien todavía no se ha convencido de la falsedad de estas apariciones, espero que reconsidere su actitud después de leer lo que les voy a contar a continuación. 

En septiembre de 1981 corrió el rumor de una historia que había ocurrido en un pueblecito cerca de Medjugorje y que fue confirmada por Vicka después de haber consultado a la Virgen sobre su veracidad.

Un taxista volvía a Medjugorje cuando un hombre pobre le paró y le pidió que tirase un pañuelo ensangrentado al río. Más adelante se encontró con una señora vestida de negro que le pidió un pañuelo, el taxista le ofreció el suyo pero la señora insistió en que le diera el ensangrentado. Cuando el hombre se lo dio la señora contestó: “Si no me hubieras dado el pañuelo y lo hubieras tirado al río esto habría supuesto el fin del mundo”. Los videntes, a petición de la gente, preguntaron a la Virgen si esto era cierto a lo que esta les contestó que el pobre ensangrentado era Jesús y que la señora era ella misma. Esta historia puede encontrarse también en el primer libro del diario de la vidente (4 setiembre de 1981). 

Padre Janko: "¿Contestó la Virgen?” 
Vicka: "Ella dijo que esto ocurrió más o menos como se ha contado. Y que el hombre pobre era su Hijo y que la mujer de negro era ella.[Janko Bubalo, A Thousand Encounters with the Blessed Virgin Mary in Medjugorje. The Seer Vicka Speaks of Her Experiences, Friends of Medjugorje, Chicago, 1987, p. p. 92]

Según nos desvela Marco Corvaglia La historia es una adaptación de una vieja leyenda europea que data del siglo XV. 
"Cristo, bajo la apariencia de un peregrino, se le apareció a un granjero en el trabajo [...] le dijo al trabajador: Acércate a la tierra que trabajas y pon estos panes en la fuente que encontrará allí [...] el agricultor quiso poner el pan en el manantial, pero la Virgen María, bajo la apariencia de una mujer honesta, se acercó a él [...] Ella dijo: Ve y di a ese hombre que yo, su madre, no he querido que arroje esos panes en el manantial [...] Quiero que sepas que el hombre que vino a ti es Cristo, mi hijo, y yo soy la Virgen María, su madre. Y yo te digo que si yo te hubiera dejado tirar el pan al manantial, el mundo habría sido destruido." [Giovanni Sercambi, Le Croniche, vol. II, Giusti, Roma, 1892, pp 291-293].
¡Y esto se lo confirmó la Virgen a Vicka!

Una vez Mirjana estaba esperando a que se la apareciera la Virgen y vio una luz y de la luz salir al demonio vestido con las ropas de la Virgen pero con la una cara negra y horripilante. Pasado un rato la Virgen se apareció y le dijo "Lo siento" y le contó que tenía que verlo para que supiera quien era el demonio. 

Por cierto, no sé si saben que la Virgen de Medjugorje se aparece con un vestido gris en vez del blanco (símbolo de pureza) con el que tradicionalmente lo ha hecho en las apariciones aprobadas por la Iglesia.

A parte de estas historias tan extravagantes los videntes han recibido una serie de secretos relacionados con el futuro de la humanidad. Mirjana dice que los primeros secretos tienen que ver con Medjugorje y que al cumplirse, la Iglesia, y el mundo entero, tendrá que reconocer la autenticidad de las apariciones. Mirjana, diez días antes de que suceda el primer secreto lo comunicará al mundo a través del fraile elegido por ella llamado Peter Ljubicic después de ayunar y rezar con él durante siete días.

Otro secreto es la aparición de un signo visible sobre la colina de las apariciones y al final de las mismas para convertir a los que todavía no creen. Los secretos noveno y décimo representan un castigo por los pecados del mundo entero. El castigo puede ser reducido por las plegarias y la penitencia pero no pueden ser suprimidos. El séptimo secreto ha sido aliviado gracias a la oración y el ayuno. La cuestión del signo visible es importante porque los videntes lo presentan como prueba de que las apariciones no son un fraude y (copio del blog de Milenko Bernadik) al principio los videntes lo anunciaban a bombo y platillo ("Será pronto", 27/08/1981; "Un poco más de paciencia", 29/08/1981; "Solamente un poco más de paciencia", 31/08/1981). Luego empezó a decirse que no era tan importante ("El signo llegará, ¡pero no lo esperéis! La única palabra que ha querido decir a todos ha sido: ¡Convertíos!... "(24/06/1983)). 

La comisión de investigación pidió a los videntes que dejaran constancia escrita sobre este gran signo antes de que ocurriera. La idea era que cada vidente escribiera en un papel y guardara en un sobre cerrado la fecha, el lugar y la naturaleza del signo. Cinco de los videntes arguyeron que la Virgen se lo había prohibido y todos se negaron a esta petición del obispo menos Ivan, que en aquel tiempo estaba estudiando en el seminario y ese día el teléfono no funcionó (09/05/1982), así que nadie pudo avisarle sobre las intenciones de la comisión y no dijo nada sobre prohibiciones de la Virgen. Tres años más tarde y delante de los miembros de la comisión declaró que no había escrito nada en el papel que había entregado cerrado aquel día. Pero cuando abrieron el sobre encontraron el escrito firmado por Ivan en el que explicaba que la Virgen iba a dejar un gran santuario en su honor en ese lugar y que ocurriría en el mes de junio. 

El pergamino misterioso

El 25 de junio de 1985, la vidente Mirjana declaró:
"Nuestra señora me dio una hoja especial donde están escritos los diez secretos. Está hecha de un material que no se puede describir. Parece papel pero no es papel. Parece como una tela pero no es tela. Es visible. Se puede tocar pero no se puede leer el contenido. Cuando llegue el momento presentaré el pergamino a un sacerdote que yo elija y él recibirá la gracia de leer solo el primer secreto y más tarde los demás. Mi primo, un ingeniero de Suiza, lo ha examinado pero no ha podido identificar el material."
Mirjana ha enseñado el pergamino, con el escrito que sólo puede leer ella, a su familia y a alguna amiga. Si lo ha enseñado a quien le ha dado la gana significa que no lo tiene prohibido por la Virgen pero, entonces ¿por qué no lo pone a disposición del Vaticano y de los expertos para su examen?

Pues no, el único que pudo analizarlo fue un primo suyo de Suiza.

 

Parece el que Mirjana ha empezado a olvidarse de los secretos. En una entrevista para el Spirit Daily realizada por Michael H. Brown declara que ha recibido una gracia especial para “olvidarse” durante largos periodos de ellos e incluso ha dicho que quizás para que los eventos se desarrollen no hace falta que ella esté viva. En el pergamino se pueden encontrar “fechas, lugares, todo. Yo no tengo que estar viva cuando suceda. No pienso acerca de esto” 

Pero, ¿no es ella la única que puede leer lo que hay en el pergamino y la que tiene que comunicar a F. Ljubicic siete días antes del primer secreto y reunirse a rezar con él y ayunar antes de que este sacerdote lo revele al mundo? Pues entonces tendrá que vivir en ese momento… vamos, digo yo.

Como se ve, Medjugorje tiene los condimentos de cualquier película de Harry Potter llena de sucedidos extraños como aquel en el que la Virgen María nos salvó del fin del mundo al que nos había condenado su Hijo por tirar un pañuelo al río; secretos sobre el futuro de la humanidad que están escritos en pergaminos mágicos y promesas de sucesos milagrosos y signos visibles que quedarán hasta el final de los tiempos para convencernos de su autenticidad.

Y ¿qué podemos decir de los miles de mensajes que la Virgen se dedica a comunicarnos desde Medjugorje? Pues sólo hace falta leerlos en cualquier página web que los publica para darse cuenta de que todos ellos son simplones, inclinados al sentimentalismo y algunas veces han sido incluso denunciados como heréticos. ¿Para decirnos las simpleces que podemos leer en esos mensajes se ha aparecido la Madre de Dios más de 30.000 veces y lo sigue haciendo a diario?

Y yo, que soy muy inocente, me pregunto: Oiga, y si la Virgen tiene tanto interés en esa comunicación con los hombres ¿por qué no se le aparece diariamente al Papa en vez de a un tío que se ha hecho rico y se ha construido dos chalets (uno de ellos con capilla particular de lujo) a consta de sus éxtasis?

¿Por qué el Papa no asiste a estas apariciones celestiales para comunicarse directamente con la Virgen y arreglar los problemas de la Iglesia? 

Ah, ya sé, porque la Virgen sólo se aparece a almas sencillas y pobres como los pastorcillos de Fátima, la pobre Bernardette o... el casado con la miss Massachusetts y director de un negocio de turismo religioso que va viento en popa Ivan Dragicevic.

Una ascética muy particular

Un tema central del mensaje de Medjugorje es la oración y el ayuno. La Virgen dijo allí (según apunta Paulo A. Martin en un artículo):
"Ustedes pueden rezar incluso cuatro horas por día" (10/06/84)

"Recen por lo menos un rosario completo cada día. Ayunen a pan y agua los miércoles y viernes" (02/08/84)
O sea, que está pidiendo a campesinos y a personas normales y corrientes que se dediquen CUATRO horas diarias a la oración y que AYUNEN a pan y agua DOS DÍAS a la semana. Un régimen de vida más riguroso que incluso el de los cartujos que sólo ayunan a pan y agua un día a la semana.

A las personas que intentaron llevar ese régimen de vida la aparición les echó en cara: 
"Ustedes ya están rezando tres horas por día, pero miran el reloj, porque están pensando en su trabajo"
[“Nuestra Señora aparece en Medjugorje” de Osvaldo Barbosa, distribuido por el “secretariado de Nuestra Señora, Reina de la Paz”]
¡No me fastidies! A ver de entre los laicos y sacerdotes que lean estas líneas cuántos hay que dediquen diariamente más de cuatro horas a la oración. Esta aparición está pidiendo la práctica de una ascética imposible. 


Los milagros del sol

Lo último que me quedaría por exponer es la falsedad de los llamados milagros en Medjugorje: las danzas del sol (como en Fátima), las fotografías milagrosas y demás. Pero no voy a dedicar ni un minuto más a demostrar que el sol no está girando y que todo son ilusiones ópticas o efectos normales que se producen después de forzar a nuestros ojos o a las videocámaras a una exposición directa al sol. Aquí se puede encontrar la explicación en inglés al fenómeno y consultar una lista de casos de pacientes tratados en hospitales después de haber hecho la tontería de mirar al sol sin protección durante largos periodos en Medjugorje. Por cierto, usted también lo puede hacer en su lugar de descanso este verano y le aseguro que verá al sol dar vueltas, y no sólo el sol, pero le aconsejo que no lo haga por su bien. 

La Iglesia tiene un problema 

El obispo de la diócesis de Mostar (Pavao Zanic), a la que pertenece Medjugorje creó una comisión en 1982 de cuatro miembros que se amplió a 15 personas procedentes de varias diócesis (1984) y que votaron en mayoría en mayo de 1986 que “non constat de supernaturalitate”, es decir no hay constancia de sobrenaturalidad. Esto significa que no fue el obispo de Mostar el que niega las apariciones sino una comisión interdisciplinar promovida por él para el estudio de los fenómenos. En 1991 la conferencia episcopal de la ex-Yugoslavia confirmó el “non constat” después de oír a una tercera comisión que se reunió más de 23 veces en Zagreb de 1987 a 1990. 

En 1997, el siguiente obispo, Ratko Peric, en una opinión personal declaró que “constat de non supernaturalitate”. Es decir que está probada la” no sobrenaturalidad” de los eventos de Medjugorje. 

La opinión del Cardenal Ratzinger sobre Medjugorje está recogida en el libro de Messori "Informe sobre la fe" donde el entonces cardenal deja en suspenso su opinión y espera el final de los estudios de la comisión correspondiente.

La Congregación para la Doctrina de la Fe ha prohibido las peregrinaciones oficiales basadas en el que la Virgen se haya aparecido allí y permite las privadas. El mismo obispo Peric, ha aflojado su postura debido a los innegables frutos de conversión que se ven en Medjugorje. 

Y ¿qué problema tiene la Iglesia ahora? Pues, que por un lado no puede aceptar la sobrenaturalidad de los hechos y por otro no puede negar el que Medjugorje está haciendo un gran bien espiritual a muchas personas. Los frutos de conversiones debidos a Medjugorje de ninguna manera avalan la aparición de la Virgen en ese lugar, pero es un caramelo muy apetitoso para una Iglesia que se encuentra en declive. 


Si la Iglesia declara auténticas las apariciones muchos de los católicos que no creen en ellas porque conocen sus orígenes dudosos, han visto la mentira, lo absurdo de muchos de los mensajes, el engaño claro de los videntes y los beneficios económicos que estas apariciones les reportan, verán flaquear su creencia en la Iglesia. 

Por otro lado, si la Iglesia no las reconoce como auténticas y declara que todo era una falsedad, ¿qué pasará con las miles o millones de personas que dicen haberse convertido o haber encontrado de nuevo la vida espiritual el Medjugorje? Esto supondría la gran decepción (algunos incluso ven la mano de satán planeando esto desde el principio en una diabólica e inteligentísima estrategia). 

Es por esto por lo que pienso que Medjugorje se ha convertido para la Iglesia en un gran problema. Si los frutos de conversión fueran garantía de que la Virgen se está apareciendo allí, ¿por qué no pasa lo mismo en Fátima o en Lourdes? Pues, simplemente, porque no están de moda. La moda hoy –también entre la gente pija- es la peregrinación a Medjugorje. Y todos sabemos que una conversión es fácil en un ambiente donde lo religioso se exacerba como en el caso de unas jornadas mundiales de la juventud con el Papa o un congreso UNIV. Yo así lo he visto y doy constancia de ello. 

En esta serie de artículos he hablado de Milenko Bernadik, bloguero de Infocatólica, croata de nacimiento y conocedor del tema por haber vivido in situ el periodo de comienzo de estas apariciones, después de haber publicado hasta siete artículos sobre el tema, tuvo que escribir otro al año siguiente asombrándose de que la gente siguiera creyendo en Medjugorje. Un sacerdote muy conocido, D. Juan García Inza, perteneciente a la misma institución de la Iglesia que nuestro bloguero, en sus escritos desoye todo tipo de argumentos culpando la mala traducción de algunos mensajes y está convencido de que en Medjugorje se está apareciendo la Virgen y produciéndose todo tipo de milagros. Esta división entre hermanos la veremos crecer en los años venideros.

Creo haber expuesto de manera detallada el problema de Medjugorje y después de haber analizado los comienzos, los mensajes, las mentiras, los problemas de la Virgen con el obispado y su defensa de franciscanos desobedientes y lascivos, haber mostrado cómo ha acabado el ex fraile Vlašić, la falsedad de los éxtasis de los videntes y los beneficios que les reporta sus simulaciones y la amistad de algunos de los videntes con asociaciones de actividades más que dudosas, tengo la seguridad de que estas apariciones son un fraude orquestado, por mucho bien espiritual que la visita a Medjugorje produzca en algunas personas.

Oficialmente, la Iglesia no puede pronunciarse sobre una aparición hasta que no concluya, así que no podemos esperar un veredicto en un futuro próximo. Algo que bien saben los videntes y a lo que, supongo, seguirán sacando partido a costa de seguir engañando a pobres ingenuos.