miércoles, 23 de marzo de 2011

El silicio


El terremoto y tusnami en Japón ha desatado la histeria no sólo en lo referente a la peligrosidad de la energía atómica sino también en relación al impacto de la catástrofe sobre la economía mundial. Un ejemplo es la producción de chips que son utilizados en teléfonos móviles, consolas, coches, ordenadores etc. Parece que la producción de estos microchips está amenazada porque falta la materia prima: las obleas de silicio (no me lo confundan con el pan den ángel ni con el cilicio que son otra cosa y lo producen las monjas en los conventos).
La preparación de este material es básica en la producción de semiconductores. Japón era responsable de una cuarta parte de la producción mundial. Ahora allí han parado la producción y las demás fábricas de todo el mundo no pueden abastecer al ritmo suficiente como para compensar la caída de producción de los nipones. Ahora bien, ¿qué es lo que puede pasar? Pues que se ralentice la producción de ipads, ipods, ipuds, samsungs, dells, BMWs etc… es decir que no podamos cambiar de móvil, ni de DVD, ni de consola, ni de ordenador, ni de coche tan rápido como querríamos. O que todo suba de precio de manera desorbitante.
Por supuesto que esto es una simplificación del problema pero me hace pensar que estamos metidos en una espiral de la que no podemos salir y de la que somos absolutos y únicos culpables. En ella incluyo también el problema de la energía atómica. En resumidas cuentas: es un problema de consumismo y del enriquecimiento de unos pocos (y no me estoy haciendo comunista ni verde como alguno ya me ha dicho).
Hace no muchos años se vendía productos de calidad. Uno compraba un ordenador, por ejemplo, y le duraba varios añitos, adquiría un reproductor de vídeo y la podía utilizar casi hasta hoy mismo (aún tengo el mío debajo de la televisión). La vida de un coche se alargaba a base de ir al mecánico de la esquina y lo podíamos mantener durante más de un decenio en perfectas condiciones. ¿Qué pasa ahora? Que cambiamos de ordenador como media cada dos años y de coche cada cinco. Que los productores de ordenadores, conociendo la tecnología que están vendiendo ahora desde hace años, se dieron cuenta de que si la dejaban salir con cuentagotas podrían asegurarse el consumo continuado. También ocurre que los materiales y la fabricación que se utilizan ahora son peores que los de antes con lo que se acorta la vida media del producto y se impone la compra del nuevo modelo. ¿Has pensado en la cantidad de basura electrónica que estamos produciendo cambiando cada año de reproductor de DVD (que cuestan 30 € y se estropean a los pocos meses) o de ordenador o de teléfono móvil? ¿Cuántos modelos de móviles existen en el mercado? ¿Realmente necesitamos tantos distintos para…. hablar por teléfono? Es la manía de la versión 2.0. Consumismo puro que no beneficia a esta sociedad y que sólo enriquece a unos pocos. Alguno me dirá que si no se produce, si no se vende, aumentaría el desempleo. Lo dicho, una espiral de la que difícilmente podremos salir. Aunque pueda parecer un análisis simplista creo que no lo es. El consumo desorbitado de unos y el afán de enriquecimiento de otros nos van a llevar a… donde estamos llegando. El tema de la energía atómica se podría plantear de la misma manera. ¿Has pensado por qué necesitamos cada vez más energía eléctrica? Pero de esto ya hablaremos otro día.
Por cierto, la foto no es de ningún terremoto. Es sólo una muestra de la basura electrónica que producimos.

martes, 22 de marzo de 2011

La guerra en Libia

Hay dos artículos de Federico Quevedo en El Confidencial que me han parecido interesantes. Tratan sobre la participación española en la guerra de Libia. Uno de ellos está escrito antes de la intervención.

De vuelta

Después de mucho tiempo he decidido volver con el blog. Quizás lo haga simplemente por aliviar la presión de lo que me bulle dentro. Lo que tengo claro es que no voy a estresarme con eso de intentar publicar una entrada cada día.

Así que:

¡Bienvenidos de nuevo!